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Para las niñas prostituidas: “Mañana no será Bonito”


Sabemos que Karol G no es responsable de la explotación sexual de niñas, pero sí somos responsables de no favorecerla.

La reciente colaboración musical ‘+57’, que cuenta con algunos de los artistas más reconocidos del reggaetón colombiano, ha generado una gran atención pública. Sin embargo, su contenido ha dolido, y duele porque nos importan las infancias y lo que se sufre en la explotación, especialmente cuando niñas son involucradas en uniones tempranas o explotación adolescente. También preocupa especialmente por las referencias que perpetúan la sexualización de niñas y fortalecen estigmas sobre Medellín como un destino para el turismo sexual.

Esto no solo es decepcionante desde una perspectiva cultural, sino que tiene implicaciones directas sobre la problemática de la trata de personas, un flagelo que afecta gravemente a nuestro país y a las comunidades vulnerables.

En Medellín, las organizaciones que trabajan contra la trata de personas enfrentamos desafíos significativos, incluyendo amenazas, riesgo constante y el dolor que conlleva escuchar historias de violencia. La percepción de la ciudad como un lugar donde “las paisas están buenas” y se vive una libertad sexual desbordada contribuye a una cultura que facilita la explotación y la trata. La música, como una de las expresiones culturales más poderosas, juega un papel importante en la manera en que estas narrativas se propagan y se aceptan socialmente.

 

En ‘+57’, una línea de la letra que hace referencia a una “mamacita desde los fourteen” en una discoteca normaliza la idea de que es aceptable sexualizar a una niña. Este tipo de mensajes contribuye a reforzar la demanda de niñas explotadas, algo que hemos visto aumentar en los últimos años en Medellín.

La ciudad, que ha sido reconocida por su resiliencia y capacidad de transformación, merece un contenido que promueva un mensaje positivo y empoderador, no uno que perpetúe su estigmatización y problemas estructurales.

Es importante recordar cómo en el pasado Maluma minimizó la violencia sexual en su canción ‘Borró Cassette’, donde se plantean cuestiones de consentimiento ambiguas, o cómo J Balvin generó polémica con un video en el que mujeres afrodescendientes eran representadas como perros amarrados. Estas acciones evidencian la necesidad urgente de repensar la responsabilidad social de los artistas y la repercusión de sus mensajes en la sociedad.

La sexualización y el uso de narrativas que romantizan o banalizan la explotación y la violencia afectan profundamente la percepción de la realidad y la respuesta social hacia estas problemáticas. Mientras los artistas buscan captar la atención a través de líricas provocativas, se pierde la oportunidad de resaltar las verdaderas cosas bonitas de la vida en Medellín y de representar a sus comunidades de manera auténtica y digna.

Desde la Fundación Empodérame, hacemos un llamado a los artistas, productores y creadores de contenido, incluyendo a Karol G, para que sean conscientes del poder de sus palabras y del impacto que tienen en la sociedad. Karol G, como figura influyente que ha llevado su voz a todo el mundo, tiene la oportunidad de liderar un cambio hacia narrativas que empoderen y protejan a las niñas y adolescentes en lugar de normalizar su explotación.

Sabemos que Karol G no es responsable de la explotación sexual de niñas, pero sí somos responsables de no favorecerla. Una niña de 14 años no “está buena”, debe tener la oportunidad de desarrollar su sexualidad sin la influencia de un adulto, como en la canción donde casi todos los intérpretes tienen más de 30 años.

La responsabilidad de construir narrativas que no fomenten la explotación, sino que impulsen el respeto y la protección de todos, especialmente de niños y adolescentes, es fundamental para avanzar y ayudar desde nuestro lugar a los cientos de niñas, mujeres y personas trans explotadas sexualmente en Colombia.

Invitamos a la comunidad, a las autoridades y a los mismos artistas a reflexionar sobre cómo podemos trabajar juntos para transformar las representaciones culturales que perpetúan la explotación y la trata de personas en un cambio que dignifique y proteja a nuestra niñez y juventud.


Empodérame


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1 Comment

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Guest
Nov 09
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Muy buena reflexión, no debemos normalizar comentarios o acciones que aparentemente no hacen daño, pero si alimentan esta cultura que sexualiza a las niñas y niños.

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