
En el corazón del barrio Alcibia en Cartagena de Indias, un pequeño comedor comunitario se ha convertido en refugio y resistencia para mujeres en situación de prostitución y sus hijos. Más que un lugar donde se sirve comida, este espacio representa una oportunidad para salir del ciclo de explotación y reconstruir vidas. Nora Esther Iregui Corpas, lideresa comunitaria y sobreviviente de violencia, coordina este esfuerzo con valentía y dedicación.
Desde hace años, Nora ha trabajado con diversas organizaciones en la defensa de los derechos de las mujeres. Su camino la llevó a integrarse a la Veeduría de Trata de Personas del Distrito de Cartagena y a la Fundación Empodérame, donde ha sido un pilar en la lucha contra la explotación sexual. Su compromiso la llevó a abrir las puertas del comedor comunitario, un espacio que además de brindar alimentación, impulsa proyectos de autonomía alimentaria basados en saberes ancestrales.
Amenazas y violencia: un intento por frenar el cambio
El trabajo de Nora y de las mujeres que acuden al comedor no ha estado exento de riesgos. La violencia se ha manifestado de muchas formas: desde insultos hasta ataques directos contra el espacio. El 28 de mayo de 2024, el comedor fue marcado con grafitis de un supuesto grupo armado, un intento claro de intimidación. Poco después, desconocidos comenzaron a hostigar a las mujeres que asisten al lugar, llamándolas con insultos para desmoralizarlas y obligarlas a regresar a los prostíbulos.
Los ataques escalaron rápidamente. El 8 de septiembre, dos hombres intentaron forzar la entrada al comedor, rompiendo la reja de protección. No buscaban robar: su intención era generar miedo. El 15 de septiembre, otro desconocido intentó entrar por el portón de la huerta con el aparente propósito de destruir las plantas, afectando uno de los proyectos clave para la autonomía de las mujeres que participan.
Más recientemente, la violencia se trasladó a la Casa Hogar de la Fundación Empodérame, donde se brinda refugio y acompañamiento a mujeres en situación de riesgo. Entre el 24 y el 27 de febrero de 2025, desconocidos intentaron ingresar al inmueble en varias ocasiones, arrancaron la reja de la entrada y vandalizaron la fachada. A pesar de las denuncias y llamadas a la Policía, la respuesta ha sido insuficiente.
La lucha sigue: resistencia a través de la autonomía alimentaria
A pesar de las amenazas, Nora y las mujeres que la rodean han encontrado en la autonomía alimentaria una forma de resistencia. Con huertas caseras, rescatan saberes tradicionales y garantizan el acceso a alimentos saludables sin depender de redes de explotación. El proyecto de autonomía alimentaria ha permitido a mujeres del mercado de Bazurto aprender a cultivar sus propios alimentos, reducir su dependencia económica y fortalecer su comunidad.
Durante el último año, Nora ha replicado estos conocimientos con otras mujeres, enseñándoles a sembrar, identificar suelos, prevenir plagas de forma natural y aprovechar la medicina tradicional. A pesar de las dificultades, su trabajo ha generado cambios reales en la vida de muchas mujeres que buscan nuevas oportunidades lejos de la violencia y la explotación.

Proteger el comedor y la huerta: una urgencia inaplazable
Para garantizar la continuidad de este espacio seguro, es urgente fortalecer la seguridad del comedor y la huerta. Se requiere la instalación de una reja más resistente y cámaras de seguridad, medidas que no solo disuadirán futuras agresiones, sino que también enviarán un mensaje claro: este proyecto no se detendrá.
Además, es fundamental asegurar el acceso al comedor y la huerta con puertas reforzadas, evitando nuevas intrusiones y garantizando que este espacio siga siendo un lugar de protección para mujeres y niños en situación de vulnerabilidad.
Empodérame ha elevado esta situación a instancias oficiales, solicitando medidas urgentes para frenar las agresiones. La denuncia ha sido interpuesta ante la Fiscalía General de la Nación y se ha requerido acompañamiento por parte del Programa de Derechos Humanos de la Alcaldía de Cartagena, también directamente al despacho del señor alcalde Dumek Turbay. Sin embargo, aún estamos a la espera de respuestas efectivas.
Un llamado a la solidaridad
Este comedor es un símbolo de resistencia. Es la prueba de que las mujeres pueden crear alternativas y salir de la explotación con apoyo, comunidad y autonomía. Pero no podemos hacerlo solas.
Hoy hacemos un llamado a quienes creen en esta causa para que se sumen a la protección del comedor y la huerta. Necesitamos apoyo para reforzar la seguridad y garantizar que este proyecto siga creciendo, porque cada plato servido y cada semilla sembrada es una oportunidad más para una mujer que busca cambiar su destino.
La lucha de Nora es la lucha de todas. Y no vamos a detenernos.
Contacto de prensa:
Fundación Empodérame
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