
Desde la Fundación Empodérame, estamos acompañando de cerca de un grupo de aproximadamente 15 víctimas de trata de personas que han logrado salir de una secta coercitiva. Este es un proceso arduo y delicado, en el que trabajamos en conjunto con la Fiscalía para garantizar justicia y reparación. Por la reserva de la investigación, no podemos hacer pública toda la información, pero seguimos trabajando de manera constante para que estos casos lleguen a un buen término.
Cada historia que escuchamos es un testimonio de resistencia. Recientemente, tuve una conversación difícil, pero necesaria, con familiares de una persona atrapada en una secta coercitiva. No es la primera vez que vemos casos así, pero cada uno deja una marca. Esta no es solo una historia de manipulación y aislamiento, es la historia de padres y madres que han visto a sus hijos alejarse, atrapados en una estructura de control que les arrebata su autonomía y su derecho a elegir.
Uno de los padres con los que hablé en este mes de marzo de 2025 describió cómo su hija, a pesar de estar dentro de esta estructura, aún mantiene un contacto muy restringido con su familia y, aunque pasan los años, sigue inmersa en un sistema de coerción donde sus decisiones ya no le pertenecen. Me narraron cómo, en la última visita, cualquier muestra de afecto estaba regulada. No se permitían besos, los abrazos eran restringidos y cualquier gesto de cercanía era mal visto. Hay muchos niños en esas condiciones.
El Aislamiento Como Estrategia de Control
La estrategia de estas sectas es clara: romper lazos con el mundo exterior para ejercer un control absoluto. Lo hemos visto antes. Jóvenes que cortan comunicación con sus familias, niños que crecen sin referencias externas, educados únicamente dentro del grupo, bajo reglas que solo refuerzan la dependencia a la estructura de poder impuesta por su líder.
En este caso, incluso los niños están siendo criados en un entorno donde se les priva de una infancia normal. No asisten a la escuela, no tienen contacto con otros niños fuera del grupo y su vida entera gira en torno a las normas impuestas por una figura de autoridad.
La Dificultad de Escapar
Salir de una estructura así no es fácil. No se trata solo de tomar una decisión. Está el miedo, la culpa, la dependencia económica y psicológica. Para una persona que ha vivido años bajo este control, el mundo exterior se siente desconocido, incluso amenazante. ¿Cómo empezar de cero cuando todo lo que conoces es esa realidad impuesta?
En nuestra reunión, quedó claro que algunos dentro del grupo empiezan a cuestionarse. Saben que hay algo más allá, que existen otras formas de vivir. Pero romper con ese control es una batalla interna enorme. Algunos de los jóvenes han comenzado a considerar vivir fuera, incluso han manifestado su intención de hacerlo, lo que representa un avance significativo. Sin embargo, el temor sigue ahí. No solo es miedo a salir, sino a lo que puede pasar si se atreven a hacerlo.
El Papel de Empodérame
Desde Empodérame, sabemos que el trabajo no termina con que alguien decida salir. El proceso de readaptación es complejo y requiere un acompañamiento integral. Se necesita apoyo psicológico, orientación legal y, en muchos casos, una estrategia económica que permita que quienes escapan de estos entornos puedan reconstruir su vida con independencia.
Estamos trabajando para fortalecer redes de apoyo, no solo para quienes logren salir, sino para sus familias, que muchas veces no saben cómo ayudar sin poner en riesgo a sus seres queridos. Nuestro equipo interdisciplinario está comprometido con brindar herramientas para que las víctimas de manipulación coercitiva puedan recuperar su autonomía.
No Dejaremos Que el Silencio Sea Cómplice
Desde la Fundación Empodérame, estamos acompañando de cerca de un grupo de aproximadamente 15 víctimas de trata de personas desde el año 2024, que han logrado salir de una secta coercitiva. Este es un proceso arduo y delicado, en el que trabajamos en conjunto con la Fiscalía para garantizar justicia y reparación. Por la reserva de la investigación, no podemos hacer pública toda la información, pero seguimos trabajando de manera constante para que estos casos lleguen a un buen término.
Este caso, como tantos otros, nos recuerda por qué seguimos en esta lucha. No permitiremos que la impunidad cubra estos crímenes. La trata de personas, la explotación y las estructuras coercitivas deben ser visibilizadas y denunciadas.
Seguiremos presionando para que el Estado actúe y garantice justicia. Seguiremos acompañando a quienes luchan por recuperar su libertad.
Si conoces a alguien que esté en una situación similar o necesitas apoyo, no estás solo/a. Escríbenos.
Claudia Yurley Quintero Rolón
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