El diario El Tiempo publicó la historia de Camila, y me hizo reflexionar sobre mi construcción abolicionista.
Leamos la historia:
En un exclusivo sector al norte de Bogotá, entre las calles 105 y 108 con carrera 15, en Usaquén, al caer la noche las trabajadoras sexuales y trans se toman el sector.
‘Camila’, con su minifalda, medias de malla y abrigo, llega a buscar clientes.
Lleva 20 años en el mundo de la prostitución, pero soñaba con ser artista.
“Entré en este mundo, dejé de bailar, perdí mi inocencia. Cuando entré en esto empecé siendo carnada, yo seducía a los hombres para que las travestis los robaran”, cuenta, mientras fuma un cigarrillo y toma un tinto.
Son las 10:00 p.m. y hace frío.
Tenía 12 años cuando conoció la violencia. Su familia, que se dedica a la venta de droga en Bosa, la llevó a las calles.
“Yo recuerdo que a los 12 años a mí me mojaban, dormía en el río, me escondía de ciertas cosas y personas, intentaron violarme, me hicieron muchísimas cosas”, dice.
Por todo esto, se fue de casa y empezó a construir la imagen de ‘Camila’, su versión femenina y quien, según narra, le ha permitido salir adelante.
Empezó trabajando en el centro de Bogotá con una proxeneta. Pero hace años, con un grupo de al menos 30 mujeres, llegó al norte.
Allí los clientes pagan más, son más reservados y no hay intermediarios.
“Obviamente, acá estamos en el norte, acá un tipo va a cuidar su imagen por más que sea, y no le va a importar soltar la plata que sea”, enfatiza mientras suelta una carcajada y recuerda que, en sus inicios en la zona, ganaba hasta millón y medio en un fin de semana.
La tarifa de sus servicios varía entre $100 mil y $300 mil, a veces, esto también incluye visitas a casas de lujo.
“Una vez un tipo me preguntó cuánto le cobraba por un servicio en Chía. Yo me acuerdo de que él me llevaba hacia unas montañas, era una mansión”, dice, a la vez que recuerda que ese día su vida estuvo en peligro y salió corriendo de ese lugar.
Aunque las mujeres que aún siguen en la zona superan los 50 años, ante los peligros de la noche, siempre están armadas.
“Siempre cargo con mi navaja, me ha salvado la vida de hombres locos. Casi todas llevan su navaja”.
Si bien muchos vecinos se quejan, verlas caminar de arriba para abajo ya es un panorama común para quienes viven o transitan por la zona.
“De la [calle] 105 para allá es la zona de las chicas, son unas doce. Cuando están borrachas pelean entre ellas, pero con la Policía no”, cuenta una de las habitantes del sector.
Si bien no perturban el orden público, el subintendente Henry Barbosa, de la Policía de Usaquén, explica que mantienen controles.
“Se han hecho unos planes de inspección, vigilancia y control en zonas donde se han recibido denuncias o quejas. Por eso, se realizó una mega toma [el 19 de mayo] en la zona donde, al parecer, estaban las personas trans y quienes se dedican a la prostitución”, señaló el oficial.
‘Camila’ cuenta que las cosas han cambiado con el paso de los años, los clientes no son los mismo y no gana igual. Aun así, a pesar de las críticas de la sociedad no dejará su trabajo, dice que tiene un gran sueño por cumplir.
“Si un día tengo dinero, yo quiero rescatar a alguien como ese niño que un día fui, una persona que tenga las carencias que yo tuve y poderle brindar todo”.
La historia de ‘Camila’ se repite en cada esquina de ese punto de Bogotá, donde unos cuando pesos pagan por placer y calor para combatir el frío de la noche.
Análisis de testimonio
La historia de 'Camila' y su testimonio reflejan tristemente los desafíos y dificultades a los que se enfrentan las personas en situación de prostitución, incluidas las personas transgénero. Su relato revela la complejidad de una realidad marcada por la violencia, la exclusión y la falta de oportunidades.
Es importante reconocer que la abolición de la prostitución es una solución necesaria y urgente para personas como 'Camila' y tantas otras que se ven obligadas a ingresar en este mundo debido a circunstancias adversas. Cuestionar el consumo de cuerpos humanos, la violencia inherente a la prostitución y cómo se rompe la dignidad humana es fundamental para avanzar hacia un cambio significativo en nuestras sociedades.
No hace falta volver a explicar que la prostitución es una forma de explotación que perpetúa desigualdades de género, contribuye a la violencia y violación de derechos humanos, y refuerza estereotipos y prácticas discriminatorias. Como abolicionistas, creemos en la necesidad de abordar las causas profundas que llevan a las personas a situaciones de prostitución, y en lugar de criminalizar a las personas en situación de prostitución, debemos brindarles alternativas y oportunidades para salir de esa realidad. Debemos criminalizar a quienes se benefician de la prostitución, es decir los consumidores.
Es fundamental implementar políticas integrales que promuevan la igualdad de género, el acceso a educación, empleo digno y servicios de salud mental y física. Además, es necesario fortalecer los mecanismos de protección y apoyo a las personas en situación de prostitución, garantizando su seguridad, derechos laborales y bienestar general.
La historia de 'Camila' nos muestra la importancia de ofrecer alternativas reales y oportunidades de desarrollo para aquellos que desean salir de la prostitución y construir un futuro mejor. Es responsabilidad de la sociedad y las autoridades promover una cultura de respeto, igualdad y dignidad, donde todas las personas tengan la posibilidad de vivir una vida libre de explotación y violencia.
La abolición de la prostitución no solo busca erradicar una práctica que perpetúa la desigualdad y la violencia, sino que también busca garantizar los derechos y la dignidad de todas las personas. Es un camino hacia la construcción de una sociedad más justa y equitativa, donde todas las personas puedan vivir con plenitud y respeto.
Esperamos que la historia de 'Camila' y la realidad que enfrenta en su día a día nos motive a reflexionar y actuar en pro de la abolición de la prostitución, y a trabajar juntos para construir un mundo donde todas las personas sean valoradas y respetadas en su plena dignidad.
Testimonio de persona trans en situación de prostitución
Documentado por El tiempo
Valesca Alvarado Ríos
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